
NELSON MARDONES: TE MERECES QUE LO CUENTE
Con la partida de Nelson Mardones González (64) Q.E.P.D. se va gran parte de la historia del fútbol amateur de Talca durante las últimas 4 décadas.
43 años sirvió como árbitro, su gran pasión de toda la vida.
Un referee de la llamada “vieja guardia”.
De aquella que se ha ido extinguiendo con el paso del tiempo y que dificílmente logre un recambio por cómo eran y lo que irradiaban.
Jorge Vega, Óscar Giannini, Miguel Toledo, Enrique Corvalán, Endo Muñoz, Ramón Cid, Omar Quijada, Aníbal Lara, Mario Ramírez, Diógenes Henríquez, Nelson Subiabre y tantos otros que por la fragilidad de la memoria me olvido.
Han partido o se han retirado en silencio y la gran mayoría, con falta de reconocimientos de nuestra sociedad.
Nelson era de esa escuela que “te enseñaba” las reglas del juego.
Un árbitro-educador como lo califiqué en la audición radial.
Siempre me decía “¡cualquier mano en el área, es penal!”.
No sé si tenía razón… pero pienso igual.
Su presencia en las canchas era sinónimo de autoridad.
Quién le reclamaba con cierto grado de angustia, le respondía con una explicación reglamentaria que lo intentara dejar satisfecho.
Los más iracundos para reclamar, eran pasados por las tarjetas.
Es decir, quién quería aprender, lo escuchaba.
Nelson Mardones disfrutó el referato y aunque pocas veces entablé una conversación profunda con él, me bastaba observarlo cómo dirigía para entender el cariño a su actividad y el respeto que infundía.
Mi admiración por él, la plasmé hace muchos años para cuando le tocó la responsabilidad de dirigir la recordada final de la Copa de Campeones en Molina entre los Clubes Lautaro y Bobadilla de San Javier.
Tuve ¡el honor! de transmitir en directo ese partido histórico que elevó al modesto Bobadilla a la máxima gloria del fútbol amateur regional.
No quedaba mucho tiempo cuando… no entiendo de dónde me afloró una frase que me marcaría para siempre “¡Termínalo Mardones! Qué la fiesta sea completa…”
Nunca logró escucharme lo que relataba, ya que estaba dirigiendo concentrado en su misión.
Lo hacía con elegancia imponiendo la justicia deportiva.
Nelson se consagraba en el arbitraje y yo me llené de gozo porque después de esa frase lanzada espontáneamente por los micrófonos de la desaparecida Radio Centenario de San Javier, sabía que miles de auditores de esa comuna, estaban alegres por la conquista deportiva, sin necesariamente ser adeptos al Deportivo Bobadilla.
Dios ha llamado a su regazo a uno de los más grandes árbitros que ha tenido la ciudad.
¡Fue tanto el cariño que cultivó!, sin darse cuenta, que muchos anónimos lo acompañaron en las semanas previas a su final, organizando actividades solidarias para ayudar a su familia en cubrir los onerosos gastos que implicó asumir los tratamientos de la cruel enfermedad que le costó la vida.
A todas esas personas, hay que agradecerles por su tremenda bondad.
Se fue feliz.
En su lecho llamaba a Enrique… y balbuceaba palabras que eran claramente comprendidas por quiénes le seguían con atención estando a su lado… “¡este paco que no me ha dado partidos para el fin de semana…!”
Nelson no comprendía que era el momento de descansar en Paz.
Gracias por todo.
Estás en la historia.