
LOS CAMBIOS DE PERSONALIDAD EN EL ADULTO MAYOR
Capítulo VII
En el marco del Proyecto “Psicología del Deporte en el Adulto Mayor” que estamos desarrollando en nuestro portal www.gigantedeportivo.cl, financiado por el Ministerio Secretaría General de Gobierno a través del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social Regionales, Provinciales y Comunales Concurso 2018, instalamos en este capítulo el tema de los cambios de personalidad que viven estas personas.
Aquello nos hará comprender de mejor manera cómo van actuando y cómo tenemos que tratarlos.
CAMBIOS EN LA PERSONALIDAD
Existe la creencia popular de que cualquier cambio en la personalidad asociado a envejecimiento debe ser una característica negativa o adversa, sin embargo el estudio de la psicología indica que no siempre es así.
Dichos estereotipos aparecen incluso en aquellos que deberían asumir los cambios con una perspectiva desapasionada y profesional.
El funcionamiento de la personalidad en los adultos mayores puede dividirse en aspectos negativos, neutrales y positivos de la personalidad.
Éstos se exponen de la siguiente manera:
1.- Aspectos negativos: Egocentrismo, Dependencia, Dogmatismo y Rigidez.
2.- Aspectos neutrales: Asumir riesgos, Percepción del control del locus, Auto concepto y Autoimagen.
3.- Aspectos positivos: Felicidad, Moral, Recuerdos y Sueños e ilusiones.
Al tratarlos, las perspectivas negativas o neutrales predominan sobre las positivas, pero ¿qué cambiamos tan mal?
Los profesionales responsables del cuidado de los adultos mayores, con frecuencia en los momentos de estrés y ante la presencia de una grave enfermedad mental o médica, también se inclinan por una perspectiva predominantemente negativa de los cambios percibidos en sus pacientes ancianos.
Un argumento que merece especial atención es si la personalidad cambia con el envejecimiento o después de un período inicial de desarrollo formativo o si permanece relativamente estable y constante durante toda la vida.
Muchas consideraciones teóricas sustentan el concepto de una personalidad estable a lo largo de la vida.
Por ejemplo, una perspectiva dinámica sobre la formación de la personalidad sostiene que los determinantes más importantes de aquella se formaron en la infancia después de un período crítico, lo que favorecería el concepto de la estabilidad.
Una perspectiva contraria, como destacar la importancia de los factores genéticos y constitucionales tempranos, también apoya la teoría de la estabilidad.
Los rasgos de personalidad pueden dividirse en tres grupos: biológico, cultural y los que tienen factores culturales biológicos contribuyentes.
Del mismo modo, es destacable el efecto de cohorte en el ámbito de los estudios de personalidad, así como los efectos del envejecimiento en la inteligencia.
Se podría argumentar que gran parte de los estudios de investigación de corte transversal sobre personalidad y envejecimiento reflejan cambios que representan un juicio de valor en cuanto se refiere a creencias y actitudes de generaciones previas.
Ejemplos de esto incluyen los llamados cambios relacionados con la edad, entendido rigidez, conservadurismo y estrechamiento de la perspectiva.
LO ALARMANTE
Otros estudios apoyan la idea de estabilidad de la personalidad con el envejecimiento, el único cambio de cierta importancia es un aumento de la introversión a medida que avanza la edad y, otro estudio se inclina a favor del modelo de estabilidad, pero observó ciertos cambios, que podrían haberse atribuido a hipocondría y depresión.
LO PREOCUPANTE
Algunos de los cambios que más preocupan en la cotidianeidad con el adulto mayor son:
*Aislamiento: se adopta una actitud de ausencia con todo lo que sucede a su alrededor. Solo se adentra en la situación cuando algo afecta a sus intereses personales.
*Apegamiento a sus bienes: conserva todo, en la postura permanente de retener ese comportamiento. En el fondo, es una regresión a etapas infantiles, entrando así a los mecanismos emotivos de la autoridad, poder, dominio, sentir que se es. Es tratar de mantener la propia identidad. Una explicación de por qué algunos padres no son capaces de compartir con sus hijos aun cuando sea conveniente. La fuerza del deseo de poseer es más fuerte que la lógica.
*Refugio en el pasado: al disminuir el proceso fisiológico y ser menor la memoria de fijación y aumentar la de evocación, la vida se llena de recuerdos. Es la forma de revalorizar el pasado en el presente, el protagonista se siente joven al revisar hechos que le permiten acaparar la atención de los demás.
*Reducción de sus intereses: la vida le enseñó a ser realista y esto unido a la dificultad de asumir la complejidad de las nuevas opciones posibles, hacen que se limite el mundo al ámbito de lo que puede controlar, al tiempo que disminuye la capacidad de agresión. Conserva los intereses que puede manejar y que –suponen- una fuente de satisfacción.
*Negarse al cambio: al enfrentarse con los esfuerzos de adaptación, aparece un temor consciente de rechazo al cambio y traslado a una nueva situación, lo que lleva a una depresión profunda para sobreponerse son limitados, a la vez que se limita aún más.
*Agresividad y hostilidad: cuando se presenta la necesidad de reacomodar a las personas y las cosas, aparece como recurso y puede ser la única posibilidad de refugio para mantener intocable y estable el denominado “yo”.
*Miedo: como emoción es algo que se impone al adulto mayor, sin necesidad de planteamientos racionales que den explicación lógica a lo que se siente. Miedo a todo lo que pueda dañar la integridad física, tras años de lucha profesional para conseguir una estabilidad económica. Esto explica la previsión, ahorra cuando puede para protegerse a sí mismo o a su descendencia. Además, desea conservar el prestigio. El adulto mayor teme que le quede poco tiempo. Debe crear, debe proyectar realidades, ha de trascender y dejar huella. Suele aparecer el temor al daño físico, como hipocondría que le hace estar atento a cualquier trastorno, teme excederse y no resistir un ritmo fatigante y reaparecen los temores adolescentes de hacer el ridículo. Se afecta el narcicismo. El daño emotivo que se acerca le agobia y su reacción resulta dramática, no menos real.
*Cólera: emoción básica, poco estudiada y muy mal tratada. Adentra sus raíces en el conjunto a las emociones que la filosofía tradicional ha denominado virtudes o pulsiones irascibles que se vinculan a la agresividad. En el adulto mayor, la cólera aparece cuando el mundo “lógico y ordenado”, que se ha construido tras años de lucha, se ve alterado por “algo” que no encaja. Cólera difícil de controlar porque nace de capas hondas del ser humano. Lo que la desata es aquello que le resulta ilógico, inesperado y carente de sentido, no es el dato objetivo lo que le molesta, sino el torbellino emotivo que se remueve tal dato. La emotividad queda como desamparada, con peligro de desencadenar –otra vez-, la agresión física o la verbal, porque son los modos aprendidos.
*Ternura: es la emoción más compleja en la edad adulta que se hace práctica, identificando lo práctico con lo pragmático o lo rentable, que da beneficio o reporta una ventaja de ser “interesada”. Es más sosegada, agridulce, como dar sin emotividad. Buscará ser atendido, escuchado, comprendido y, en otras demostrará que sabe entender, escuchar y comprender. Resulta que está buscando sin saber. Un modo “práctico” de llevar su necesidad de ternura. La ternura está implicada con el miedo. El adulto mayor ama y es tierno, aunque teme dominar. Desea conquistar con la misma ternura.