TIPOS DE COMPORTAMIENTO QUE PRESENTA EL ADULTO MAYOR

 

Capítulo VIII

 

Dos estados de salud de mucho cuidado analizaremos en el presente capítulo del Proyecto “Psicología del Deporte en el Adulto Mayor” que es financiado por el Ministerio Secretaría General de Gobierno a través del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social Regionales, Provinciales y Comunales Concurso 2018.

Se trata de dos tipos de comportamiento que presenta parte de los ancianos de una comunidad.

El abandono o también conocido como “el mal de Diógenes” y la hipocondría que afecta a una parte de este segmento de la población y por las cuales hay que prestar mucha atención.

 

         ABANDONO O SUCIEDAD PERSONAL

 

El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que normalmente afecta a personas de avanzada edad y que viven solas.

Se caracteriza por el total abandono personal y social y por el aislamiento voluntario en el propio hogar, acompañados en muchos casos de la acumulación de grandes cantidades de dinero o de desperdicios domiciliarios.

Es frecuente el abandono personal en la vejez.

Forma parte del cuadro de muchas enfermedades de demencia y de ciertos trastornos psicóticos funcionales.

Se caracteriza por la presencia de un abandono personal muy notable sin estar acompañado de un trastorno psiquiátrico que explique la suciedad en que el paciente vive.

Se sugirió que el abandono personal en la vejez es una manifestación de reacción al estrés y a la soledad en cierto tipo de personalidad.

En dichos sujetos se observa un estudio final de un trastorno de personalidad manifestado en sí mismo en una forma de aislamiento senil.

El pronóstico de dichos casos no es bueno.

La rehabilitación realizada en un centro durante un período de entrenamiento y supervisión se sigue inevitablemente de una recaída, presentando condiciones degradantes y mórbidas del estado previo.

La atención diaria mantiene a estos pacientes en buen estado durante períodos más prolongados, pero con frecuencia se hace necesario algún tipo de atención en instituciones o residencias porque su criterio de la realidad se encuentra gravemente deformado.

 

HIPOCONDRÍA

 

La Hipocondría es una forma de comportamiento enfermo, por el cual el individuo experimenta y manifiesta un grado de preocupación sobre su salud que no tiene una proporción adecuada si se tiene en cuenta el grado de evidencia objetiva sobre la presencia de una enfermedad.

Antes de establecer el diagnóstico de hipocondría, el primer requisito es realizar una evaluación completa sobre el estado de salud del paciente.

La hipocondría puede dividirse en primaria y secundaria.

 

La familia secundaria.

 

Consiste en aquellos estados hipocondríacos que surgen asociados con depresión, trastornos esquizofrénicos y enfermedad orgánica cerebral.

Cuando se asocia a depresión, hay que considerar que:

 

  1. Los síntomas hipocondríacos pueden descansar llamativamente sobre una leve enfermedad depresiva.
  2. Las quejas y demandas insistentes y persistentes conducen a los médicos a tomar medidas desesperadas.
  3. Cuando el trastorno depresivo se presenta con ideación delirante. Con frecuencia el tratamiento de elección es la terapia electro convulsiva.

 

La forma primaria.

 

Los pacientes con hipocondría primaria se dividen en tres grupos:

 

  1. Pacientes con preocupaciones somáticas.
  2. Pacientes con fobia a enfermar.
  3. Pacientes con convicción de enfermedad.

 

El primero de los grupos se revela por sí mismo, pero los otros dos merecen mayores explicaciones. La convicción de enfermedad es una creencia profunda de que el paciente padece una enfermedad específica, en ocasiones con intensidad delirante.

La hipocondría es rara en ancianos normales, en tanto que los estados moderados o graves aparecen principalmente en algunos sujetos que presentan neurosis de larga duración o trastornos de personalidad.

La hipocondría en la vejez conlleva un riesgo de suicidio significativamente elevado y es por eso que su control es de mucha importancia.

Dado que no hay confianza en el médico, solucionar el problema puede resultar difícil.

Sin embargo, debe intentarse el acercamiento hacia el facultativo, aprovechando las visitas constantes e incluso, es conveniente solicitar ayuda psicológica, pues con base en un diagnóstico por parte de éste se podrá determinar el tratamiento a seguir.

 

  1. En primera instancia, todos los pacientes hipocondríacos deben ser sometidos a un examen físico completo.
  2. Los pacientes deben ser atendidos continuamente y, en la parte inicial de la entrevista debe permitírseles hablar sobre sus preocupaciones físicas.
  3. El médico debe estar alerta sobre la aparición de preocupaciones subyacentes y causas de duelo, estimulando al paciente para que hable de sus cosas y alivie los síntomas físicos.
  4. Las citas deben tener un tiempo limitado según un acuerdo establecido y no debe permitirse la manipulación de éste por parte del paciente.
  5. Siempre debe explorarse la posibilidad de una depresión subyacente y una vez investigado al respecto debe investigarse de nuevo.

 

¿Por qué los adultos mayores son hipocondríacos?

 

En la hipocondría hay un elemento esencial que es el miedo a la enfermedad y/o a la muerte.

Los ancianos tienen la muerte más cerca.

Las enfermedades y los achaques son para ellos y ellas algo así como…“el pan nuestro de cada día”.

El proceso de envejecer nos va llevando por distintas experiencias, en general lentamente, de forma que nos vamos adaptando a lo que nos va a ocurrir.

Por ejemplo, de pronto todos pasamos por frecuentes comuniones, luego vienen las bodas, más tarde los bautizos de los niños, de nuevo las comuniones y luego los funerales.

Nos ocurre porque las personas más allegadas a los compañeros de trabajo van llegando a determinada edad en la que se casas, tienen hijos, enferman y se mueren.

Los más ancianos han pasado la experiencia de perder seres queridos y de verlos enfermos y eso les enseña lo más importante que es la aceptación de la vejez, como algo que pasa a ser inevitable.